Litros y litros de pesares, de miedos, de dolores, y de desvelos se arremolinan tras el fino velo de mis ojos. Una simple gota más provocaría el mayor de los desastres, el desbordamiento, la desesperación, el fin. Pero aunque esa gota, al igual que muchas otras, llega y se acumula junto con las demás, nada ocurre, nada cambia, solo silencio. Un silencio tan silencioso e imperfecto que duele.
No hay comentarios:
Publicar un comentario