FGL.

"Hay cosas encerradas dentro de los muros que si salieran de pronto a la calle y gritaran, llenarían el mundo."

J.K.R.

"Las palabras son, en mi no tan humilde opinión, nuestra más inagotable fuente de magia, capaces de infringir daño y de remediarlo."

viernes, 6 de mayo de 2016

Foramen.

Resulta interesante el efecto que tiene una crítica sobre nosotros.
En un primer momento, como toda crítica, te la tomas a mal, pues simplemente el tono, la mirada, el sentido con el que va dirigida te hacen pensar que es una lanza que te clavan, o un cartel que te ponen ante los ojos de otras personas, y que a partir de ahora siempre te mirarán y juzgarán así.
Hay críticas que te acostumbras a ellas, y, por esa misma costumbre, o empiezas a reaccionar distinto cada vez que la oyes, o simplemente pasas porque si te lo dicen es porque es una cosa muy obvia de ti. Y, sin embargo, a la vez, hay veces que estás acostumbrado a que te digan algo y que tú sabes que eres así, y que lo tienes, y te duele, porque eso es algo característico e innato en ti, y que, para conseguir quitártelo, tú a lo mejor debes estar toda una vida concentrándote en cómo hablar, cuándo hablar, cómo pronunciar, cómo vestir, cuánto pesar, cuánto comer, qué decir, qué creer, y así.
Esas críticas son las que nos llegan dentro, y en vez de ser críticas por sí mismas, pasan a ser complejos, los cuales nos hacen dar mil vueltas en la cama sin saber por qué, nos hacen sentirnos vulnerables a ojos de otros, pues ellos saben que eso nos acompleja, o nos conforma, y podrían aprovecharse de ello, pero, que si te quieren, no lo harán. Complejos que te llenan de miedos e inseguridades, complejos que te hacen cambiar tu forma de ser, no tanto como para conseguir que la crítica cambie, que ya no sea una crítica, que sea una valoración positiva de tu vida o de tu forma de actuar, pero sí como para que a veces hagamos cosas drásticas e impensables, y luego la gente se pregunte cómo llegamos a tales extremos,
Hay otras críticas que básicamente son tan tontas, tan infundadas, o eso nos parece inicialmente, que resbalan, entran por un oído, salen por otro y se deslizan por el tobogán de nuestra piel. Esas son las que deberían llenar nuestra vida, y no lo hacen, porque somos complicados, somos apasionados, y queremos ser perfectos cuando la perfección no existe, por eso aunque las críticas sean algo mal visto en la sociedad, jamás cesarán.
No me gusta criticar, y aún así hay veces que lo hago, por lo que entonces no puedo esperar que el resto no haga lo mismo conmigo, ya sea cara a cara o a mis espaldas, pero sí que duele enterarte de críticas realizadas hacia ti cuando no estás presente, que te las comenten, o tal vez simplemente saber que por una parte todo son sonrisas, y por la otra todo son puñales en la espalda.