FGL.

"Hay cosas encerradas dentro de los muros que si salieran de pronto a la calle y gritaran, llenarían el mundo."

J.K.R.

"Las palabras son, en mi no tan humilde opinión, nuestra más inagotable fuente de magia, capaces de infringir daño y de remediarlo."

miércoles, 26 de marzo de 2014

Sin duda alguna.

Lo más impredecible, misterioso, y sorprendente que hay en la vida son las personas.

Consecuencias.

Cada cosa que he hecho, cada palabra que me he callado, cada acto que he cometido al final trae unas consecuencias. Supongo que es lo que tiene la vida, que nada es en balde, que todo deja su efecto, su marca, y, al final, esa marca acaba por volver y por darse la vuelta, y por hacerte ver y recordar, a veces de la peor manera, lo que has hecho. Creo que eso es lo que me está pasando en estos momentos, que cada decisión, pequeña o grande, correcta o incorrecta, relevante o irrelevante, que he tomado ha vuelto y me ha explotado literalmente en la cara.
Supongo que es lo que me toca, aguantarme y hacerme cargo de todo lo que he hecho. Es en estos momentos cuando me arrepiento de tantas de las cosas que he hecho y que han ocurrido y que no voy a poder cambiar. Es ahora cuando me doy plena cuenta de la realidad de todo. Y también es ahora cuando sé que lo he fastidiado todo por completo.

domingo, 23 de marzo de 2014

Calma.

El viento sopla con fuerza y agita violentamente las ramas de los árboles, dejándolos desprovistos de sus hojas. Las nubes, con un suave y esponjoso color perla, cubren el cielo hasta donde me alcanza la vista, mientras esconden a un sol deseoso de poder mostrar su luz. El silencio lo llena todo, los pájaros han cesado sus cantos, y solo se oyen en la lejanía los ruidos de la ciudad. 

Con los pies en la tierra.

Acostumbrada a llegar al límite más alto, no se dio cuenta de que a sus pies se aproximaba el abismo.

Sin frenos.

El miedo es el freno más poderoso de todos, no dejes que te atrape.

Basta.

Las semanas se suceden una tras otra sin que haya forma alguna para poder pararlas. 
Cada semana es diferente, y a la vez igual en cierto modo. La rutina de lunes a viernes siempre es la misma: madrugar, bus, clases, bus, estudiar y poco dormir. Quizá lo que cambia únicamente son los fines de semana. Los únicos dos días en los que debería aprovechar para descansar y disfrutar, y, sin embargo, lo único que hago es ser como una montaña rusa en la que los sentimientos ocupan el vagón principal.

He llegado a un punto en el que lo único que puedo decir es basta. Basta de negatividad, de intensos y frecuentes cambios de humor, basta de montañas rusas de emociones y de creer que todo va de capa caída.
La rutina es aburrida, hay que admitirlo, nadie puede decir lo contrario, pero, ¿y qué? ¿Acaso por eso me voy a deprimir, o a rallar, o a asustarme? Nada de eso. Lo que debo y deberíamos hacer todos es salir cada día con una sonrisa de casa, una sonrisa que tenemos que intentar que sea igual o aún mayor cuando volvamos a entrar en casa al final del día. Debemos aguantar la rutina, es lo que nos toca, y si llegamos a un punto en el que se nos hace absolutamente insoportable, debemos buscar maneras que hagan que esta rutina sea diferente cada día, aunque solo sea un poquito. Porque tenemos toda la vida para reír, llorar, disfrutar y sentir, tomemos las riendas de nuestra existencia. Intentemos cambiar lo que no nos gusta de nuestro alrededor y lo que no nos gusta de nosotros, cambiarlo siempre para nuestro bien y el de los demás. Hagamos que nuestra vida sea eso, NUESTRA, y que lo que digan los demás no nos afecte, y que las vidas de los demás no nos importen si no es necesario. Seamos felices, y estemos tranquilos pues en la vida hay tiempo para todo y cada cual decide que hacer con el tiempo que se le ha otorgado.

sábado, 22 de marzo de 2014

Quizá.

Tengo la impresión de que la gente solo se da cuenta de los defectos y de los cambios de los demás, mientras que de los suyos propios pasa completamente. Es extraño. Quizá por eso la gente reacciona de una forma exagerada cuando se les mencionan esos cambios y defectos. Quizá por eso hay tantos problemas y por eso se remarcan tanto las diferencias. Quizá si todos aprendiéramos a vernos tanto exterior como interiormente de forma objetiva nos ahorraríamos tantas gilipolleces y tanto dolor. Quizá sencillamente con eso se acabarían los problemas, o quizá al fin y al cabo no sea tan fácil, tampoco podemos saberlo si nadie lo intenta.

A veces no es suficiente.

El ser como soy muchas veces es un poco problemático para los demás, y también y en especial para mí. Creo que me ha costado mucho darme cuenta de ello. Lo peor es que la forma mediante la que me he llegado a dar cuenta ha sido viendo como todo a mi alrededor se desmoronaba lentamente y como yo tenía gran parte de la culpa, por no decir toda. Pero a pesar de saber eso, no sé, también me ha servido para darme cuenta de lo sorprendente y cambiante que es la gente, así como de las personas que son de verdad y con las que siempre puedo contar. Tengo multitud de cosas que cambiar de mí misma. Tengo que cambiarlas, soy consciente de ello, y estoy intentando hacerlo poco a poco, pero a veces con eso no es suficiente.

Incontrolable.

Muchas veces siento que no puedo controlarme, que no puedo frenar lo que siento en mi interior, y que eso que siento poco a poco me va invadiendo y se va extendiendo hasta que ya no puede parar. Supongo que son cosas que nos pasan a todos. Supongo que con el tiempo cambiará y que ya no será así todo, pero sinceramente no lo sé, ahora es un poco desconcertante.

viernes, 7 de marzo de 2014

Todo me cuesta más.

Tengo la sensación de que cada vez me cuesta más todo. Me cuesta pensar en positivo. Me cuesta encontrar razones por las que levantarme cada día y seguir adelante. Me cuesta intentar aparentar felicidad ante los ojos de las pocas personas a las que les importo de verdad. Me cuesta sentirme a gusto conmigo misma. Me cuesta el no estar pensando en todo momento que estoy sola. Me cuesta el intentar fingir que el ser invisible ante de los demás no me importa. Me cuesta disfrutar de las cosas. Me cuesta encontrar las palabras exactas para expresar la gran cantidad de cosas difusas que siento en mi interior. Me cuesta adaptarme a todos los cambios que han ocurrido y que están ocurriendo en mi vida. Me cuesta respirar. Me cuesta aguantar las lágrimas que inundan todo mi interior. Me cuesta cada cosa que intento hacer. Me cuesta vivir.

lunes, 3 de marzo de 2014

Entre tanto dolor, siempre hay una chispa de alegría.

Me duele ver como poco a poco me estoy quedando sola.
Me duele sentir que muchas personas que tengo guardadas en mis mejores recuerdos ya no están a mi lado.
Me duele saber que ellos siguen con sus vidas mientras que yo me voy estancando y hundiendo poco a poco en la mía.
Me duele cada paso que doy para intentar seguir adelante porque siento que estoy traicionándolos a pesar de que ya no estén aquí, a mi lado.
Y, sin embargo, a la vez que siento todo este dolor, también siento alegría al saber de ellos, y, especialmente, al saber que les va bien, a pesar de que sea sin mí.

domingo, 2 de marzo de 2014

Tengo.

Tengo la sensación de que últimamente veo fantasmas por todas partes. Supongo que será cosa de esto de ser invisible a los ojos de la gente, que me está provocando más desconfianza e inseguridad de la que ya tenía. No sé por qué será, solo tengo claro que no me está trayendo nada bueno. Me he pasado las últimas semanas con mal carácter, y deprimida, y vagando por todas partes sin saber que hacer mientras contemplaba como el resto del mundo seguía con sus vidas perfectas y felices.
Tengo miedo de que esto que me está pasando me llevé a cambiar mi forma de ser, que me transformé en una persona arisca y huidiza, y que por ello acabe sola. Por eso espero fervientemente que solo sea una fase, una etapa que pase como las demás, y que cuando acabe vuelva a ser la misma de siempre, o por lo menos un recuerdo de lo que fui.

sábado, 1 de marzo de 2014

Es curioso.

Me cuesta mucho creer en mí misma, los que más me conocen lo saben muy bien. Digo esto, por no decir que no creo absolutamente nada en mí. Por eso cuando alguien me dice o me insinúa que algo que yo realmente sé o que he hecho no es verdad, me sienta mal, y me pone mal.
Es curioso como últimamente me pasan mucho ambas cosas, al igual que es curioso que, a pesar de que me pase de forma habitual, cada vez me duele más esa desconfianza que tengo y que tienen en mí misma.