FGL.

"Hay cosas encerradas dentro de los muros que si salieran de pronto a la calle y gritaran, llenarían el mundo."

J.K.R.

"Las palabras son, en mi no tan humilde opinión, nuestra más inagotable fuente de magia, capaces de infringir daño y de remediarlo."

martes, 19 de agosto de 2014

Sentidos, rumbos y caminos.

A veces pierdo el sentido de la vida y me cuesta bastante volver a encontrarlo. Son esos momentos en los que me podría quedar quieta, tumbada de lado en mi cama, con lágrimas brotando y deslizándose lenta y progresivamente por mi rostro, en un silencio absoluto, y a oscuras, sintiendo que podría permanecer así el resto de mi vida. Cuando esto ocurre, me resulta verdaderamente difícil sonsacarme a mí misma alguna razón lo suficientemente importante como para levantarme y volver paso a paso a continuar trazando el infinito e inexplorado camino que constituye mi vida.
A pesar de que esto me sucede muchas más veces de las que admitiría jamás ante cualquier persona, también sé qué es algo inevitable, todos perdemos el rumbo en algún momento, o permitimos que nuestros miedos, inseguridades y dudas nos ganen la batalla y nos corten el camino o nos lo oculten a los ojos.
Pero yo me pregunto, ¿acaso la vida tiene algún sentido concreto? ¿O, simplemente nos pasamos la vida buscando algo de lo que ni siquiera estamos seguros de su existencia? ¿Si ese hipotético sentido existiese, sería común, o personal e intransferible para cada uno? ¿Estamos malgastando nuestros años en la búsqueda de algo que tanto si existe como si no, no podemos asegurar que nos vaya a hacer felices? Creo que con tanta duda es normal que a veces no sepamos que pensar, o no seamos capaces de distinguir entre realidad y ficción, o que no podamos aclararnos con las cosas más sencillas puesto que nos plantean algo que no somos capaces a entender, analizar o simplemente ver. A su vez, también creo que si todo fuera sencillo y normal, la vida, nuestra vida, mi vida, todas las vidas, no tendrían ningún misterio, o locura, o chispa, o fe, o como lo quiera llamar cada uno, y, en ese caso, no serían lo mismo, ni, irónicamente, tendrían sentido.

domingo, 17 de agosto de 2014

Significados.

Es curioso como, con el paso del tiempo, algunas de las cosas que para nosotros poseían un gran significado, que nos daban una pequeña dosis de emoción, anticipación e ilusión a nuestras usuales vidas, que nos hacían contar los días hasta que llegaba la fecha deseada, que nos ponían nerviosos casi 2 meses antes con tan solo mencionarlas o pensarlas, ahora parece que ya solo son tomadas como obligaciones, compromisos, o que, simplemente, ya no son ni tenidas en cuenta. Más que curiosa, esta situación en ciertos sentidos podría considerarse un poco triste porque, ¿acaso a medida que maduramos o crecemos, tanto físicamente como psíquicamente, vamos perdiendo el interés por cosas que antes ocupaban gran parte de nuestros pensamientos o que provocaban en nosotros la mayor felicidad posible cuando llegaba el momento tan esperado? Si esto fuese así, ¿llegará alguna circunstancia en la que dejen de interesarnos no solo los momentos sino también las personas que conllevan, o los lugares que las emplazan, o los sentimientos que las acompañan? ¿Podría existir la mera posibilidad de que un día simplemente ya no nos sintamos así con nada, en cuyo caso nuestras vidas carecerían de sentido y por tanto sería el momento en el que dejaríamos todo? Yo habló dentro de mi propia experiencia cuando digo que la respuesta a las dos primeras preguntas que he planteado es sí. Me he encontrado con casos propios en los que pasados ya unos pocos años, si hecho la vista atrás y pienso en esos momentos y en como los vivía y sentía día a día, en el presente no tienen ni punto de comparación. A veces creo que todo es cosa nuestra, y de como cuando éramos pequeños quizá veíamos todo desde una perspectiva tan distinta a la que vamos a tener cuando crezcamos que llega un momento en el que nada o casi nada nos parece igual que antes. Puede ser. Pero también puede ser que sea "ley de vida" como se suele decir, que no sea posible que nuestra vida esté siempre repleta de buenas sensaciones y momentos que nos traigan a la mente recuerdos y que cada año nos hagan desear con la misma o con una fuerza mayor que llegue el momento decisivo, el que siempre estamos esperando y el que nuestra mente jamás se permite olvidarlo.