FGL.

"Hay cosas encerradas dentro de los muros que si salieran de pronto a la calle y gritaran, llenarían el mundo."

J.K.R.

"Las palabras son, en mi no tan humilde opinión, nuestra más inagotable fuente de magia, capaces de infringir daño y de remediarlo."

martes, 29 de diciembre de 2015

Regazo.

No quiero más sonrisas falsas y cínicas, ni por mi parte, al no sentirme a gusto en casi ningún momento, ni por el resto, pues sólo hacen que se extienda la creencia de que todos nos "soportamos" cuando en realidad sólo pasa entre unos pocos.
No quiero más incertidumbre a la hora de actuar, pues yo debo ser quien trace mi camino, con mis decisiones, acertadas o fallidas, y no con mi veleta pendiente de las miradas y comentarios de los demás, pues nunca estamos todos realmente de acuerdo.
No quiero más momentos incómodos por palabras silenciosas que revolotean de cabeza en cabeza, y que nunca salen a coger aire fresco, a la luz del sol, a atravesar los oídos que se merecen escucharlas, a ser recibidas pese a no ser siempre acogidas.
No quiero más torrentes de lágrimas sin sentido, sin fondo, sin freno, sin consuelo, sin fin.
No quiero más estándares compulsivos que provocan más daño que la propia visión de la belleza que cada uno tiene en mente, y aún así, son incomprensiblemente aceptados sin reproches, sólo futuras e invisibles víctimas.
No quiero más discusiones sin conocer el final de las mismas, sin ser capaz de imaginar su repercusión, sin que se marquen en cada persona todas y cada una de las cicatrices emocionales que dejan los gritos y las palabras tras de sí, pues así al menos seríamos capaces de saber lo que pasa y de frenar antes de que eso vaya a más, hasta unos límites insospechados donde nadie buscaba realmente llegar.

Quiero risas que inunden habitaciones llenas de recuerdos de todo tipo, aquellas que la gente se gira a contemplar y a preguntarse el motivo de tanta carcajada junta, aquellas que dan envidia hasta que son compartidas y celebradas, aquellas que iluminan hasta el más solitario e incomprendido alma.
Quiero seguridad en cada paso, en cada salto, en cada esfuerzo, pues la recompensa tarde o temprano llega, pero muchas veces las dudas nos impiden verla y disfrutarla como merecemos hacer.
Quiero diálogos repletos de palabras, unas amables, y otras no tanto, pero que recorran los kilómetros que a veces el cuerpo no puede, que solucionen todo lo que en su día provocaron, que sorprendan pero a la par ayuden a componer algo mejor, sencillo, agradable, digno de confianza, algo llamado amistad.
Quiero llantos irremediablemente necesarios, que no ensombrezcan la mirada y el corazón, sino que los purifiquen para dejar paso a algo nuevo y apasionante.
Quiero complejos dignos de lucir y presumir, pues todos somos distintos, y no podemos intentar convertirnos en lo mismo ya que no es justo para nadie, cada vida, cada experiencia, cada visión, cada pensamiento, cada estilo, cada cuerpo, cada rostro son diferentes, y es maravilloso que así sea y siga por mucho tiempo.
Quiero bailes de sentimientos entre las personas que ellos mismos conectan, quiero aceptación, resignación cuando esta es necesaria, orgullo cuando sabemos lo que nos conviene, espejos cuando miramos sin mirar, paraguas que nos refugien lo justo de la verdad, y no antifaces que nos hagan creer y ver lo que no es, lo que queremos, pero que a veces es estimulante cambiar.

Y tú, pequeña, ¿qué quieres por Navidad?