FGL.

"Hay cosas encerradas dentro de los muros que si salieran de pronto a la calle y gritaran, llenarían el mundo."

J.K.R.

"Las palabras son, en mi no tan humilde opinión, nuestra más inagotable fuente de magia, capaces de infringir daño y de remediarlo."

jueves, 7 de abril de 2016

Aleación.

¿Cómo es la capacidad que creemos que poseemos para meternos, opinar, y juzgar la vida, y por tanto los actos, de las personas que nos rodean, comparando estos con experiencias de nuestra propia vida?
Es curiosa la forma de pensar que tenemos cada uno de nosotros, pero aún más curiosa la forma que tenemos de expresarla, aplicarla, y, muchas veces, imponerla.
Que la vida no es un camino de rosas lo sabemos más que bien. Quién algo quiere, algo le cuesta, pero no por conseguirlo poseemos la verdad absoluta acerca de ese aspecto, y por tanto debemos considerarnos los más indicados para dar consejos sobre ello. La cosa no es así, no todo es blanco o negro, día o noche, malo o bueno, sino que depende de la persona que lo mire, en el momento en el que lo mire, con la perspectiva que lo mire, y contando con lo que cuenta cuando lo mira.
Haber atravesado una batalla y salir invicto de ella es algo claramente digno de mención y de reconocimiento, pero de ahí a creer que eso nos hace los indicados para andar dirigiendo la vida de los demás es pensar demasiado a la ligera.
Más allá de todo esto, también está la necesidad que sentimos a veces de interferir en la vida de aquellos que nos importan, con el único fin de lograr que su descompensado camino vuelva a fijar un rumbo favorable y feliz. Pero esto a la larga suele ser peor, pues ni esa persona te ha pedido ayuda, ni tú sabes qué es lo próximo que va a hacer, por lo que todo se convierte en una incertidumbre constante donde el final más probable es un distanciamiento entre dicha persona y tú que puede llegar a ser para siempre.
Así que, en definitiva, no busquemos la perfección en nuestra vida ni en la de los demás, pues es imposible. Tampoco hagamos la inocente promesa de no volver a hablar de vidas ajenas a la nuestra, pues somos prácticamente incapaces, porque nuestros amigos, conocidos, familia, representan algo en nuestra vida, y eso deja una marca que queremos mantener y cuidar. Simplemente, actuemos por y para los demás, pero teniéndoles en cuenta, tanto a ellos como a nosotros mismos.