El principal problema que conlleva tanto fallar a una persona de confianza como fallarte a ti mismo es que tras haber cometido ese fallo, nunca vas a poder ni saber si se volverá a dar esa situación y que ocurrirá cuando pase, lo que provoca una sensación de miedo permanente en ti, y una desconfianza en la persona a la que has fallado que sea sin duda muy díficil de borrar o sustituir. La situación que se da os daña tanto a ti como a la persona involucrada por tu culpa, lo que desemboca en tensiones y problemas difíciles en vuestra relación. La confianza es un pilar básico que no debería quebrarse o torcerse, pero que, inevitablemente, cuando eso sucede, cuesta mucho volver a estabilizarlo y que sea de nuevo tan fuerte, lustrosa e inquebrantable como lo era antes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario