La vida está llena de recuerdos, felices y tristes; grandes y pequeños; buenos y malos. Cada recuerdo acaba cuando empieza el siguiente, como en una cadena, una larga cadena que da vueltas y vueltas, y que cuando nos apetece, se abre para nosotros y nos muestra esos momentos, nos hace revivirlos, sentirlos, desear regresar a ellos.
Cada cosa que hacemos, cada acto que cometemos, forma un nuevo eslabón en nuestra cadena. La gran duda es: si todos conocemos esto, ¿por qué no todos nuestros recuerdos son dulces? ¿Por qué si sabemos que esos momentos nos acompañaran siempre no intentamos que al menos todos sean buenos?
21-06-13
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