FGL.

"Hay cosas encerradas dentro de los muros que si salieran de pronto a la calle y gritaran, llenarían el mundo."

J.K.R.

"Las palabras son, en mi no tan humilde opinión, nuestra más inagotable fuente de magia, capaces de infringir daño y de remediarlo."

lunes, 2 de noviembre de 2015

El camino de baldosas amarillas.

A veces acostumbrarse a algo no es lo correcto, pero seguir el camino fácil y seguro nos parece mejor que andar a tientas entre incertidumbre y miedo. 
La rutina rige nuestras vidas, como guía cansada de repetir una y otra vez la misma ruta, los mismos pasos, las mismas cosas, los mismos recuerdos. 
Nada es perpetuo, ni tan siquiera ella, pero la costumbre nos hace sentirnos cómodos y confiados, hasta que nos desviamos con respecto a ella y parece que todo ha dejado de tener sentido.
No sólo es perjudicial para nosotros, sino también para los que nos rodean. Cuando alguien normalmente sabe como te comportas, y de repente te encuentra totalmente del revés, se le rompen todos sus esquemas, como si una parte que creía clara dejase de poseer luz, como si ya no fueses la misma persona que sentía que conocía tan bien, sino alguien frágil que precisa de un abrazo y de una charla para desahogarse y volver a ser quién realmente es.
Uno mismo no se da tanta cuenta de estos momentos pues forman parte de su día a día solitario, interno, oculto, pero para el resto suponen otro mundo, uno en el que tu vida es un puzzle desecho, un rompecabezas imposible, un laberinto infinito, y sólo ellos pueden animarte y ayudarte a resolverlo.
Por ello, a la hora de la verdad, y pese a que nos asuste, nos imponga, nos frene, a veces un pequeño cambio puede darnos la vida, o al menos devolvernos una parte de ella, aquella que creíamos haber perdido junto con una persona, un lugar, un momento, una canción, o, por otro lado, aportarnos una, nueva y apasionante, que, de no ser por nuestro ansia de crecer, de superarnos, de avanzar, posiblemente no habríamos descubierto jamás. 

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