FGL.

"Hay cosas encerradas dentro de los muros que si salieran de pronto a la calle y gritaran, llenarían el mundo."

J.K.R.

"Las palabras son, en mi no tan humilde opinión, nuestra más inagotable fuente de magia, capaces de infringir daño y de remediarlo."

domingo, 12 de febrero de 2017

Chip.

"Qué le voy a hacer si el mañana nadie sabe,
qué le voy a hacer si el futuro está en el aire."

Plagamos nuestra vida de ojalá(s), lo siento(s), gracias, mañana, cuando deberíamos llenarla de te quiero(s), hablemos, hoy mismo, siempre.
Nos pasamos el tiempo intentando entender porque nosotros, o los demás, hemos hecho/dicho/pensado algo, cuando somos plenamente conscientes de que el pasado no se puede cambiar, el presente es volátil y frenético, y el futuro es un misterio que va de la mano de cualquier cosa que hagamos, tenga sentido o no.
Saturamos nuestra mente de sueños, a cada cual más improbable, pero algunos realistas, sinceros, fuertes, los cuales en ocasiones dejamos de lado por creernos incapaces de lograrlos, por no contar con los recursos para poder iniciarlos, como para alcanzarlos si estamos así. Sin embargo, somos incapaces de dejar de suspirar de cuando en cuando un ojalá, (per)seguido de alguna retahíla relacionada con la lista de deseos que a cada instante transportamos con nosotros. Es necesario que aprendamos a distinguir aquello que podemos conseguir, o al menos probar, de aquello que simple y llanamente es una fantasía, dulce, emocionante, pero imposible más allá de los límites de nuestra imaginación.
Nos resulta inevitable percibir esa noción de responsabilidad, de saber que aquello que pasó lo condicionará todo, de sentir que de una manera u otra la culpa es tuya y que siempre vas a llevar la etiqueta de acusado grabada a fuego en tu piel. Pero tratar de arreglar las cosas con un lo siento es inútil si sientes que aunque te perdonen, tú te vas a seguir acusando de haber hecho las cosas mal, incluso en los momentos en los que reconoces que era la única opción posible para salir del atolladero, para reaccionar, para avanzar. No cesamos de repetirnos que los actos valen más que las palabras, ahora tenemos que dar forma a esa cita que tan grabada tenemos y que apenas seguimos, empezando por uno mismo.
Dar las gracias y recibir ese agradecimiento es una de las cosas más bonitas y apreciadas que existen, no quiero ponerlo en duda ni mucho menos, lo único que pudiera querer que cambie es que a veces pretendemos abarcar demasiado tras esa sencilla y poderosa palabra, bien porque quizá no es suficiente, bien porque la persona a la que la destinamos no es la correcta, o bien porque no era realmente necesario, sobre todo cuando hacen o haces una cosa porque crees que debe ser así y nada más.
Uno de los refranes más conocidos y de los más repetidos sin duda es "no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy". Creo que no hace falta decir más, todos sabemos que el aquí y el ahora son todo o nada, y que por diversas obligaciones  no podemos aprovecharlos como se merecen, pero tenemos que creer en el poder de las cosas que hacemos, porque no sólo les aportamos vida, pasión, color, luz, alma, esencia, sino que además poseen su trasfondo, nuestro trasfondo realmente, y eso es de lo más grande y particular que existe.

No cesamos de leer por todas partes que si quieres a alguien, debes pregonarlo a los cuatro vientos, o susurrárselo al oído hoy mismo, porque para mantener y hacer que crezca aquello que nos acompaña hace falta hablar, y no sólo unos minutos, unas horas, unos días, si no siempre.

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