FGL.

"Hay cosas encerradas dentro de los muros que si salieran de pronto a la calle y gritaran, llenarían el mundo."

J.K.R.

"Las palabras son, en mi no tan humilde opinión, nuestra más inagotable fuente de magia, capaces de infringir daño y de remediarlo."

jueves, 27 de agosto de 2020

Borbotones.

Debido a que soy muy sensible y muy empática, muchas veces me cuesta entender el por qué la gente actúa como actúa en determinados momentos, ya que sí soy capaz de discernir los motivos que pueden llevarte a realizar determinada acción, pero me cuesta ponerme en el lugar de alguien que busca dañar a los demás sólo porque le apetece.
Esa empatía tan característica hace que cuando a alguien le pasa algo y me lo comenta, especialmente cuando se trata de sucesos muy tristes, muy alegres o impactantes, pueda ser capaz de sentirme como se siente esa persona y a su vez compartir con ella lo que imagino que serán unas palabras acertadas para esa situación en concreto.
Igualmente, mi sensibilidad extrema me pone en una situación muy incómoda a menudo cuando las lágrimas sustituyen cualquier intento de articular palabra, dado que todo mi ser se vuelve una sola cosa sensible, frágil y que necesita un momento para recomponerse.
Todo esto me lleva a preguntarme a menudo si alguna vez seré capaz de controlar mis emociones cuando suceden cosas a mi alrededor que no soy capaz de controlar o que no puedo entender demasiado bien. Es el caso de todas y cada una de las veces (numerosas veces) que mi familia se repite y vuelve a sacar determinado tema, cuando siento que se quedan anclados en el pasado con respecto a algo que les pasó, o cuando observo cómo se meten en mi vida sin preocuparse de lo que pienso, siento, o de que todo lo que hago a diario, además de darle muchas vueltas, lo hago desde el mayor respeto y la mayor responsabilidad que soy capaz de tener. Y, aún así, sigo sintiéndome mal de cuando en cuando, incluso cuando sé que lo que estoy haciendo es algo normal, simple y llanamente por el gran control y la elevada presión que siento que se me aplica y que se me exige permanentemente. 
No soy de las que cree que el destino está escrito o que todo sucede por una razón, pero suelo pensar que lo que ha pasado, ya es así, y que somos dueños de nuestro presente y nuestro futuro, mientras que nuestro pasado nos define. Con esta especie de filosofía trato de guiarme y de justificar todas aquellas circunstancias que he ido viviendo y que me han traído hasta este preciso instante donde escribo estas palabras, y aunque a veces no soy capaz de ver más allá de un par de días vista, trato en todo momento de avanzar, de preguntarme a mí misma cómo me siento, qué estoy haciendo y dónde espero llegar. Creo que es importante plantearse cosas a uno mismo, y también es necesario ser fiel a lo que uno cree, siempre y cuando sea algo respetuoso con respecto a los demás, pero muchas veces me fallan las fuerzas porque me faltan apoyos que aún considero vitales pese a todos los problemas que me causan. Y cuando le doy una vuelta a determinados puntos de mi vida, y no me arrepiento de nada, sé que puedo aguantar, aunque sea otro poquito más, y nunca estoy segura de qué pasará, a excepción de todas las opiniones en forma de piedras en mi camino que me colocan mis parientes, y aunque esa incertidumbre me queme por dentro, aquí estoy, tengo 23 años, soy una mujer de la que creo que puedo estar orgullosa y no paro de tratar de mejorar para algún día sentirme bien de verdad y por completo, y no sólo intentarlo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario