FGL.

"Hay cosas encerradas dentro de los muros que si salieran de pronto a la calle y gritaran, llenarían el mundo."

J.K.R.

"Las palabras son, en mi no tan humilde opinión, nuestra más inagotable fuente de magia, capaces de infringir daño y de remediarlo."

miércoles, 7 de febrero de 2018

Dama de día.

En una de las épocas más sombrías de mi vida, fuiste la luz entre las tinieblas, ese apoyo que necesitaba, que ambas necesitábamos, y que encontramos en la otra. Y, a partir de entonces, éramos (somos y seremos) tú y yo contra el mundo, nada nos podía ni nos puede parar. 
Somos las Thelma y Louise del siglo XXI, de ciudades parejas, tan distintas que cualquiera que nos viese y nos vea no sabría por donde cogernos, y a la vez tan iguales que no necesitamos mucho para saber lo que la otra tiene en mente.
Eres valiente, eres fuerte, eres una auténtica amazona, una guerrera. 
Eres un espíritu libre porque vistes como quieres y haces lo que quieres. 
Eres una ávida lectora y aprendiz de la vida, quieres saber de todo y de todos en todo momento, y es algo que admiro muchísimo de ti. Esas ganas voraces e infinitas de conocimiento. Esas ganas de comerte al mundo antes de que el mundo te coma a ti. 
Te admiro también porque siempre tienes algo que decir, sea bueno o malo, y jamás te arrepientes de nada, y hoy en día ser así es algo duro y costoso.
Adoro tu gran imaginación, el hecho de que un fascímil se convierta en tu perfecto compañero de viaje. Este mundo compartido nuestro de adoquines insospechados y secuestrados, de arena estudiada, analizada y casi enterrada por ella. Tus disfraces con los que demuestras que de tal palo viene tal astilla, y que tu familia y tú sois gente a los que jamás se les acabarán las historias para vivir y para contar. Las comidas improvisadas, los segundos desayunos postacampada. Tus millones de faldas, cada una distinta de la otra. Tu estilazo con kimono. Tus cortes de pelo alocados con los que crees que siempre te voy a matar, y que sólo me traen de cabeza. Tus rastas y coletas de colores que son tu mayor señal de identidad. 
Por esa melena que jamás vi pero que algún día espero encontrarme. Por tu enorme grandeza que no se llega a observar hasta que se te conoce a fondo. Por hacer las cuentas de monedas extranjeras en una bañera y dormir en el hueco de una ventana. Por cantar Amaral y Mägo de Oz hasta la afonía. Por nuestros paseos por el parque tras las clases. Por los ojos en blanco con ciertas personas. Por ser única en tu especie, única y maravillosa, y nada se pueda suponer o imaginar a tu lado, tan sólo se vive. Por los autobuses y trenes cruzados. Por los audios llenos de risas, llantos e historias que espero que jamás se acaben. 
Por todo, gracias dama de noche, y de día.

No hay comentarios:

Publicar un comentario